La araña quería cruzar un jardín para llegar al otro lado, no era una araña muy grande, pero era lo suficientemente grande para que un jardín pareciera una gran aventura.
La arañuela comenzó a escalar una pared, pero no pudo llegar muy lejos antes de que se cayera.
Lo intentó de nuevo, y esta vez logró llegar a la parte superior de la pared,
ahora el jardín parecía más grande y más peligroso que nunca.
El arácnido animal no podía ver ningún camino a través del jardín,
así que tuvo que hacer su propio camino y comenzó a tejer una tela de araña entre los árboles y las plantas.
La arañuela iba avanzando lentamente, pero estaba muy cansada. De repente, oyó un ruido y se quedó inmóvil, era un gato.
El gato la miró fijamente y ella no se movió. El gato parecía estar esperando que la arañuela hiciera algo, pero la araña no sabía qué hacer.
Comenzó a acercarse a ella y comenzó a temblar con miedo preparándose para lo peor.
Afortunadamente, el gato solo quería jugar porque no tenia más animales con los que divertirse, solo al insecto que encontró y no hizo nada más que intentar disfrutar con la arañuela.
Se relajó un poco, pero todavía estaba muy asustada, porque nunca le había pasado algo así.
El felino insistía e insistía en que quería disfrutar con ella, pero por mas que intentaba jugar o acercarse a ella no estaba tranquila.
Siguió con ese miedo interior, pensando que el gato en cualquier otro momento se abalanzaría sobre ella para comérsela y no pudiera seguir tejiendo.
El final de la araña
El gato se alejó porque no se lo pasaba bien y la araña siguió tejiendo su telaraña mucho más relajada.
Finalmente, la arañuela llegó al otro lado del jardín,
se sintió muy orgullosa de sí misma por a verla terminado aun teniendo un gran miedo.