Había una vez un piloto de F1 muy talentoso que se llamaba Nico. Era muy bueno en lo que hacía y todos los que le rodeaban le decían que un día sería un gran campeón.
Nico trabajaba muy duro y se esforzaba al máximo en todos los entrenamientos y carreras. Un día, Nico estaba en una carrera y estaba a punto de ganar. Tenía mucha sed y estaba muy cansado, pero no quería perder. De repente, vio a un niño en la tribuna con unos pistachos. Nico pensó que si comía unos pistachos se sentiría mejor y así podría ganar la carrera. El piloto se detuvo en la pista, fue a por los pistachos y se los comió. Luego, volvió a la carrera y ganó. Todos estaban muy sorprendidos de que Nico hubiera podido ganar, ya que estaba muy cansado y tenía mucha sed. La moraleja de esta historia es que el trabajo duro y la perseverancia son importantes, pero también es importante hidratarse bien y comer frutas y verduras.