Nunca olvidaré el día en que me metí en el mar por primera vez.
Yo era una tortuga bebé, y todos mis hermanos y primos mayores me habían dicho que el mar era un lugar mágico. Así que, cuando mi familia anunció que íbamos a ir a una playa en el Caribe, yo estaba emocionada. Desde el momento en que llegamos, supe que quería meterme en el agua.
El mar era de un color azul intenso, y las olas eran tan altas y rápidas. Me sentía un poco nerviosa, pero sabía que tenía que hacerlo. Así que, cuando mi familia se metió en el agua, yo también me metí.
El agua estaba fría al principio, pero pronto me acostumbré. Me sentía libre y feliz, y estaba flotando sin esfuerzo.
El mar era todo lo que había esperado, y más. Nadé y jugué con mis hermanos y primos durante horas, y fue uno de los mejores días de mi vida. Nunca olvidaré mi primera vez en el mar, y espero poder volver pronto.