August tiene diez años, nunca ha ido al colegio, ya que su madre se encargaba de su educación en casa y es fan de la guerra de las galaxias. Pero este año sus padres han decidido que debería empezar a relacionarse con otros niños.
August no es un chico normal, al menos físicamente, pues tiene parte de la cara deformada, pero él se siente como uno más.
Aunque al principio reniega un poco a la hora de ir al colegio, finalmente accede y hace algunos amigos como Jack y Summer. Pero, como era de esperar, su integración en el colegio no es nada fácil, ya que algunos de sus compañeros se burlan de su aspecto físico. Eso no hace que August tire la toalla, está acostumbrado a las caras de susto de la gente al ver su deforme rostro.
A lo largo del curso, August aprende una lección que hará que su forma de ver la vida cambie por completo. Consigue andar con la cabeza bien alta, sonreír aunque tenga un mal día y aceptarse así mismo. Dar rienda suelta a su sentido del humor y con ello consigue que todos los chicos de su colegio le acepten tal y como es.
La lección de August está dividida en partes y cada una tiene un narrador distinto:Summer, Jack, Olivia, etc… De esta manera es más fácil ver como las personas que rodean a August se van dando cuenta de que al fin y al cabo es un chico normal.
El autor ha conseguido retrata a niños de diez años de una manera muy verosímil , con los típicos comentarios , bromas, hermandades y enfrentamientos que surgen entre compañeros de clase.
Una de las mejores partes del libro es como la hermana se siente ya que August es el centro de atención siempre.
Esta novela nos enseña una gran lección. Tiene una narración amena y entretenida.